Cuando hace unas semanas viajé a Jerez de la Frontera para ver en
directo a una de mis bandas favoritas desde la adolescencia, Camel, no tenía claro quien estaba a
los mandos de las teclas. Ese puesto, en su etapa más gloriosa estuvo ocupado
por el mago Peter Bardens, y no
imaginaba que el actual poseedor de la plaza, Peter Jones - ¿casualidad que comparta nombre con el maestro? - iba
a impresionarme tanto.
La primera sorpresa me la llevé al constatar el hecho de que es
invidente, pero inmediatamente me percaté de que eso era lo de menos en cuanto me
dejé llevar por su musicalidad. Con Camel no solo tocó los teclados, sino
también el saxo e incluso cantó algunos temas.
Nada más regresar me faltó tiempo para investigar sobre su vida y milagros y esas pesquisas me han descubierto a un compositor tan original como sensible y a un multi-instrumentista virtuoso.
Nada más regresar me faltó tiempo para investigar sobre su vida y milagros y esas pesquisas me han descubierto a un compositor tan original como sensible y a un multi-instrumentista virtuoso.
Paradójicamente, aunque Peter llevaba componiendo desde niño y
actuando por bares en su juventud, su primer contacto serio con la industria
musical le llegó en algunos de esos shows televisivos que tanto despreciamos
los músicos. Para que entendáis mi asombro, imaginad en unos años al meloso Alfred ‘el triunfito’ formando parte de
alguna potente banda de rock nacional. Y es que Jones - a dúo con Emma Paine - quedó finalista
en dos ‘realities’ bastante exitosos de la TV británica y podía haberse dejado
llevar por el éxito fácil en su faceta melódica. Sin embargo, decidió
aprovechar ese empujón para regresar a lo que realmente llenaba su universo y se
inventó un proyecto musical con nombre de mariposa, Tiger Moth Tales, en donde se encarga absolutamente de todo lo que
suena.
Bajo ese nombre lleva ya tres maravillosos discos editados, Cocoon, Storytellers Part 1 y el más reciente The depth of Winter, en los que despliega todo su arsenal de imaginación y virtuosismo para, desde la originalidad, retrotraernos a pasajes que no escuchaba desde los mejores discos de progresivo de los setenta. Y además, saca tiempo para colaborar con estupendas bandas como Red Bazar o Barock Project.
Bajo ese nombre lleva ya tres maravillosos discos editados, Cocoon, Storytellers Part 1 y el más reciente The depth of Winter, en los que despliega todo su arsenal de imaginación y virtuosismo para, desde la originalidad, retrotraernos a pasajes que no escuchaba desde los mejores discos de progresivo de los setenta. Y además, saca tiempo para colaborar con estupendas bandas como Red Bazar o Barock Project.
Dicen que cuando alguien está privado de un sentido, los restantes
se desarrollan mucho más. Estoy seguro de que a Peter le gustaría recuperar la
vista, pero también vislumbro que su en imaginación dispone de imágenes
maravillosas. Más de uno querríamos poder intuir esas visiones internas.
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