viernes, 19 de julio de 2019

Entrevista a Ángel L.Vicente (Promotor concierto Chick Corea & Spanish Heart Band)


El próximo miércoles 24 de julio recala en nuestra ciudad el pianista Chick Corea dentro del LIII Festival de Flamenco y Danza Almería 2019 presentando un proyecto que comenzó a forjarse a mediados de los setenta, cuando prometió a algunos músicos - Jorge Pardo entre otros – dedicar un disco a las músicas de nuestro país. Lo cumplió con su célebre My Spanish Heart (1976) y desde entonces no ha dejado de investigar y componer temas relacionados con lo español y lo flamenco. Con su nueva banda interpretará temas de esa grabación, de sus colaboraciones con Paco de Lucia y alguno nuevo como el que da nombre a su nuevo trabajo, Antidote. Las gestiones de Ángel L. Vicente han sido fundamentales para que su Spanish Heart Band recale por nuestra capital.


¿Cómo surge la posibilidad de traer a Corea al festival de flamenco de Almeria? 
Hace un par de años, por mi relación profesional con Jorge y Josele, supe que Chick tenía en la cabeza el germen de lo que veremos el próximo 24 de julio. Tras un concierto, su manager Kris Campbel me lo presentó. Recuerdo que hablamos de flamenco, de Paco, de Jorge y en un momento le pregunté: “Chick, ¿alguna vez has tocado en un festival de flamenco?”. Pensó por un momento y respondió que no. Ahí comenzó el sueño.
¿Contar en la banda con un almeriense y un "almeriano" han sido bazas importantes para atraerlo hasta nuestra capital, única de Andalucía en presentar el proyecto? 
Seguro que sí. Admira mucho a Jorge y a Josele, tanto por su interpretación exquisita como por su creatividad y riqueza en la composición. Y está especialmente ilusionado con visitar Almería en su gira europea. Además supongo que, pudiendo tocar en cualquier festival o teatro del mundo, cuando a su oficina de Boston llego el email de la propuesta de Almería, les llamaría la atención lo de ser convocado por primera vez por un festival de flamenco y en la tierra de esta música; seguro que les pareció exótico. Además de que Chick adora esta música.
¿Porque crees que Corea tiene esta pasión por el flamenco y clásicos como Falla o Albéniz? 
Supongo que son clásicos con mucho pellizco, con mucho soniquete (risas). La riqueza musical de España es única e inigualable por haber sido un crisol cultural histórico y en Andalucía, si cabe, el “caldo” aún se concentra más. Cantos sefardíes, ritmos bereberes y la relación de ultramar con América: todo eso cristaliza en Andalucía.  El flamenco en sí es la interpretación de folclore más rica y viva de toda Europa. Desde dentro lo vemos como natural, desde fuera ¡ lo flipan !
¿Hace más de cuarenta años compuso La Fiesta y Celebration Suite, pero ¿será la primera vez que Chick actúe en una auténtica plaza de toros? 
Si, la primera vez y además en una tan coqueta y elegante como es la de Almería. La he conocido bien en la preproducción del concierto y es preciosa. Este será además el primero en España de su gira europea y su primera participación en un festival de flamenco.
Llevas muchos años en esto de la música ¿de qué te sientes más orgulloso?  
Llevo con música toda la vida. Mi madre cuenta que aprendía a leer en la portada de un disco de la tienda de música que tenían mis padres. He vendido cintas de cassette en los mercadillos, tengo formación de técnico de sonido y he regentado un estudio de grabación. Promoví en 2010/11 un festival en Mojácar. Habré producido más de 1.000 conciertos en los últimos 20 años y he trabajado en teatros y festivales de los cinco continentes. En este trabajo se te va un poco la vida entre llamadas, emails y viajes. Pero sin duda de lo que más orgulloso estoy es de trabajar desde hace 17 años a pie de playa en mi pueblo, Mojácar, junto a María Flores en Aku Aku. 
¿Qué músico es el que más te ha emocionado o impresionado?
Emocionante fue conocer a Jorge Pardo en Titos (Mojácar) a finales de los 90, cuando él tenía la edad que tengo yo ahora. E impresionante es que, después de tanto tiempo, hayamos fraguado una relación profesional llena de éxitos y vivencias. Jorge es para mí un padre profesional; después de mis padres es la persona de la que más he aprendido en la vida y, sin duda, el músico más grande que conozco. Su obra musical es catedralicia y su interpretación es trance. Tener su confianza todos estos años ha sido un experiencia vital inmensa.   
¿Está resultando complejo organizar este concierto?
Es laborioso y exige paciencia, aguantar bien la presión, eficiencia y mucha previsión. Es un poco de locos trabajar casi un año para un solo concierto de entre 90 y 120 minutos. Aunque este concierto no es al que más horas, llamadas y emails he dedicado en mi vida: en 2013 con Jorge Pardo hicimos uno en Etnosur con 100 músicos en escena. Cuando empezó a sonar, después de meses de trabajo, no podía contener la emoción.
¿Se entenderá en un festival de flamenco la presencia de esta banda, mas jazzistica y latina?
Chick no es un músico de flamenco, pero el indudable carácter flamenco de la actuación no dejará a nadie indiferente y será una noche única y para el recuerdo. Y puede que sea el concierto de mayor afluencia de publico de todo el festival. Estamos en más de un 70% del aforo vendido, pero en los tendidos quedan aún localidades y la visibilidad y la escucha ahí son inmejorables. Me gustaría destacar la valentía de la dirección del Festival de Flamenco de Almería por incorporar este proyecto dentro de la programación oficial, ¡no lo dudaron ni un momento! 
Por último, como dice Chick y canta Rubén Blades ¿es la música un antídoto para las enfermedades del mundo?
Creo que sin duda la música es sanadora, es un antídoto para las enfermedades del alma y de las emociones, para las enfermedades sociales. Creo que ir a un concierto como el del próximo miércoles tiene mucho de bueno. Uno de los alicientes de esta profesión de locos románticos es la sensación de que colaboras en el disfrute de la gente y que, al final, dejas un mundo mejor del que te encontraste.

martes, 16 de julio de 2019

Los rockeros también bailan

‘…Los músicos no bailamos, ya habrás oído decir…’, sentenciaba el gran Jorge Drexler en una de sus canciones más deliciosas, Don de fluir. Y posiblemente esa costumbre de quedarse en la barra en lugar de lanzarse a la pista toca más de cerca a los aficionados al rock. 
Porque con bailar no me estoy refiriendo a mover la cabeza compulsivamente durante un concierto de los Maiden, ni a arrejuntarse mientras suena una balada, que ya dijo Dalma que bailar pegados no es bailar. Me refiero a menear el esqueleto con soltura, aires a Tony Manero y siguiendo unos mínimos pasos coreografiados.
Pero en aquella lejana década de los setenta cuando el mundo se lanzó de cabeza a las pistas de baile, no fueron pocas las bandas y artistas de rock que sucumbieron sin el más mínimo pudor. Algo tendría que ver el sustancial aumento de sus cuentas corrientes, pero también es cierto que en esa época muchos de ellos visitaban las discotecas frecuentemente y se rendían con alegría a la danza y al pantalón de pata ancha.
Uno de los primeros en arrojarse a la piscina discotequera fue Bowie, que en el 74 realizó una versión bailona de John I´m only dancing y poco después su Young Americans. Casi a la vez los Eagles coincidían en el mismo estudio de Miami con los Bee Gees y acabaron abriendo su disco homónimo con One of these nights incitando al movimiento y cantando en falsete. 
Pero donde se concentran más ejemplos del bailongueo de los rockeros fue en el año 1979. Y a las pruebas me remito: El pelopincho Rod Stewart preguntaba al mundo Da ya think I´m sexy? dejando noqueados a sus fans de The Faces; Elton John grabó Victim of love y las victimas fuimos los que lo compramos; los progresivos Camel incursionaban en el tecno con un sorprendente Remote Romance y la Electric Light Orchestra publicaba en Discovery algunas de las piezas de disco-music mas perfectas de la historia. Hasta los eternos Kinks coquetearon con la divertidísima (Whish I could fly like) Superman y mi admirado Paul McCartney cerraba la década con uno de sus temas más rítmicos, Goodnight Tonight, que algunos recordareis como sintonía de la Vuelta Ciclista a España del 79.
Pero si hay una banda que presuma de ser la esencia del rock´n´roll son los Stones. Pues a pesar las quejas de Keith Richards también animaron las pistas; primero con Miss you y poco después con Emotional Rescue, con un Jagger desatado y en falsete al más puro estilo ‘Gibb’.
En definitiva, en aquel final de década creo que se podía afirmar que los rockeros también bailaban o, al menos, hicieron bailar a medio mundo. 

martes, 9 de julio de 2019

El payo Corea

Un señor de pelo engominado, bigotazo, chaquetilla y camisa con chorreras fue mi primera imagen de Chick Corea. Y con esa apariencia de mariachi me miraba fijamente desde la portada de un doble vinilo que acababa de comprarme, My Spanish Heart. Su estilista no debía tener muy clara la diferencia entre nuestro país y ese al que Trump quiere aislar con un muro.
Desde que Lionel Hampton grabó Jazz Flamenco - en el que, según Montoliú, lo único cercano a nuestro folclore era una señora tocando las castañuelas-, muchos han sido los intentos de jazzistas norteamericanos por integrar en sus obras la sonoridad de nuestra música. Corea ha sido, a mi juicio, de los más acertados.
Su ascendencia hispana – su apellido puede derivar del latino Correa –, la admiración por el Sketches of Spain de Miles Davis, el interés por Albeniz o Falla y su curiosidad infinita habrán tenido mucho que ver. 
Tras foguearse en su juventud con los mejores del látin-jazz, nada más iniciar los 70 ya compuso La Fiesta y Spain, dos piezas fundamentales que, aún rozando superficialmente nuestras músicas, es tanta su originalidad que han pasado a ser de los standard mas interpretados de la historia.
Me contaba Jorge Pardo no hace mucho que se conocieron a su paso por Madrid en los 70 con los Return to Forever, y cuando él militaba en la banda Dolores. Tras compartir impresiones - y un buen cocido - surgió la promesa de un disco dedicado a su admiración por este extraño y fascinante país llamado España. 
Lo hizo y aunque, en porcentaje, había más de latino que de flamenco, el resultado fue un gran trabajo de fusión del jazz con todos los palos que le interesaban. Personalmente, me introdujo de sopetón en las músicas improvisadas, lo que le agradeceré eternamente. Una objeción: no contar con ningún músico español para una obra supuestamente inspirada en nuestra tierra. 
Le puso remedio en Touchstone (1982) invitando al mejor guitarrista flamenco del mundo, Paco de Lucia, surgiendo una eterna admiración entre ambos. Rescató años después el proyecto con Benavent, Dantas y el propio Pardo, y con ellos recorrió el mundo demostrando cuanto había progresado en el estudio de nuestra música desde aquellas dos iníciales y ya célebres piezas.
En breve lo tendremos en nuestra ciudad con una apabullante y multicultural formación – la Spanish Heart Band - donde, además de Pardo, también figura nuestro paisano Niño Josele. 
No sé cómo se lo tomarán los puristas pero, para mí, el mejor plato del nuestro próximo festival de flamenco va a ser poder degustar al payo Corea.