martes, 26 de enero de 2021

Jazzyrap

 


Es bien conocido el refrán ‘nunca digas de esta agua no beberé, ni este cura no es mi padre’. Yo procuro tenerlo cada vez más presente, sobre todo en lo tocante a lo musical, porque hace años me hubiese costado bastante prestar atención a ciertos estilos alejados, en teoría, de mi vademécum musical. Y uno de ellos era el rap.

Pero la vida te lleva por caminos inesperados. La triste desaparición en 2013 del gran Larry Martin me obligó a tener que buscar con urgencia un nuevo batería para la grabación de uno de mis discos y eso me hizo a conocer a Dani Domínguez. Este gallego, otro gran maestro de las baquetas, entre toma y toma en el estudio y con inusitada emoción, comenzó a contarnos al resto de músicos que andaba tocando en la banda de un rapero, que resultó ser nada menos que Kase.O. Este había montado un proyecto en el que una banda acústica y eminentemente jazzística daba soporte a su discurso. No os voy a engañar, en ese momento no le hice mucho caso. Pero como tengo la costumbre de almacenar en mi disco duro cerebral cualquier recomendación, me hice con el disco de Jazz Magnetism en cuanto pude.

Más recientemente otros dos amigos, el periodista Jacinto Castillo y el músico Kike Parra me han vuelto a poner en la senda del hip hop, cada uno a su manera, y este proyecto, que une de forma magistral jazz y rap, ha vuelto a mi vida con más fuerza que antes. Incluso me ha hecho investigar un poco en una cultura que tiene muchos más vasos comunicantes con el jazz y el resto de música afroamericana de lo que yo podía pensar previamente.

El mítico Louis Armstrong -todo un pionero del rap con su Heebie Jeebies-, la genial Sheila Jordan, el mismísimo Miles -como siempre, metido en todos los ajos- o gente tan ‘sangre limpia’ como Branford Marsalis, han incorporado elementos del hip hop en su música o colaborado con raperos de prestigio.

Pero de todo lo escuchado en estas semanas, nada me ha resultado más interesante que el disco de ese trovador urbano de origen maño interactuando con cuatro grandes músicos de jazz. Dejad que ejerza ese magnetismo también sobre vosotros.

 

martes, 19 de enero de 2021

Las paradojas de Roy

 



Le conocí como Lefty Wilbury, uno de los viajeros de la colorida pero misteriosa portada de un vinilo adquirido en la sección de discos de Pryca (aquella primera gran superficie almeriense); no sabía aún que era uno de los mejores cantantes que ha dado Norteamérica, Roy Orbison.

A veces la realidad te supera y algo así le ocurrió a él. La misteriosa figura de hombre triste tras gafas oscuras de este trovador de melancólicas melodías comenzó debido a una casualidad y a su extrema timidez. Pero acabó convirtiéndose en realidad cuando le tocó sufrir ciertas tragedias familiares difíciles de superar.

En sus inicios, con The Teen Kings, quiso ser rocanrolero, siguiendo los pasos de su admirado (y muy pronto también amigo) Elvis Presley. Pero el triunfo le llegó cuando su prodigiosa voz comenzó a entonar las intensas baladas por las que ha pasado a la historia. Si no os emocionáis con temas como Only The Lonely, Crying, It´s over y, sobre todo, el intenso bolero Running Scared, comprobad si os sigue latiendo el corazón. Paradojas de la vida, su hit más celebrado acabó siendo la alegre Pretty Woman, composición que, gracias al cine, terminó asociándose con la profesión más vieja del mundo.

En su momento más dulce es cuando le golpea la tragedia: en menos de dos años pierde a su mujer y a dos de sus hijos, en sendos accidentes. Para colmo, el mundo musical le vuelve la espalda en los setenta, y las nuevas modas psicodelia, progresivo o hard rock  le pasan por encima como una apisonadora.

Su recuperación llegó en los ochenta gracias a aquellos que siempre le habían admirado. Ahí estuvo el cineasta Lynch incluyendo In Dreams en Terciopelo Azul, o George Harrison con quien compartió giras y amistad en los sesenta junto a The Beatles incluyéndole en los Travelling Wilburys. Finalmente, Jeff Lynne decidió que una figura de su valía tenía que volver por todo lo alto. Pero su débil corazón no supero tanto trajín, dejando de latir un mes antes de que su nuevo y multiplatino trabajo, Mistery Girl, saliese a la calle. Y llega la segunda paradoja: Mientras You got it alcanzaba el número uno, Roy no lo consiguió disfrutar.