‘De los libros no se
aprende…’, decía una canción de los Jarabe
de Palo de principios de este siglo, quizás con un punto de sarcasmo –
espero que sí – pero no puedo estar más en desacuerdo. Como melómano y músico –
actividades compatibles aunque no siempre coincidentes – reconozco que sobrecargo
de faena mis tímpanos, pero cada día encuentro siempre un hueco para
incrementar mis dioptrías. Esto viene a que habitualmente escribo sobre sonidos
pero hoy hablaré de letras. Tiene truco, porque la cosa va sobre la gran
cantidad de músicos que existen en nuestro país. No me refiero a esos que inundan
nuestras televisiones - algunos ‘bodrio-concursos’ aún resuenan en mis
maltrechos oídos -, más pendientes de arrumacos que de las propias melodías. Me
refiero a esos héroes, casi siempre anónimos, que luchan día a día por
sobrevivir en un país en el que cuando decides dedicarte a la música de
inmediato te preguntan “pero aparte de
eso, ¿qué vas a estudiar?”. Como si el noble arte del aporreo del
instrumento no fuese lo suficiente complejo de dominar y tuvieses que añadir
más ingredientes a la olla.
Pues Antonio Cortés,
que es un ingeniero soriano a quien hace muchos años le regalaron una cassette
con jazz clásico que le hizo comenzar su idilio con esta música, empezó a
preocuparse de que toda esa pléyade de instrumentistas patrios tuviesen algo
más de visibilidad. Y aprovechando su reciente jubilación inició su proyecto
con fuerza e ilusión. Ayudado por las redes sociales – que bien usadas son una
gran herramienta para el ser humano – y los propios protagonistas, ha ido
recopilando la vida y milagros de más de quinientos músicos de jazz ‘made in
Spain’.
Yo me entero precisamente así de su cruzada, sorprendiéndome
que alguien se preocupase por añadir unas líneas sobre mí en un entonces proyecto
de obra, y aunque estuve tentado de contestar que no merecía yo tal honor, al
final ganó mi orgullo y accedí a enviarle mi modesto curriculum musical. Cuando
recientemente abrí las páginas de “Jazz
en España” y comencé a ojearlo, no pude por más que tragar saliva e
intentar no sonrojarme demasiado al verme aparecer junto a muchos de mis
grandes ídolos – Montoliu, Iturralde, Pardo, Salvador, Mezquida o Bover – algunos lamentablemente desconocidos para el gran público -
, y formar con ellos parte de la historia de esta bella música.
En breve Antonio visitará nuestra tierra presentando a la
criatura, así que no hagamos mucho caso al Donés – quien, por cierto, acabó
escribiendo el propio - y demostremos que en Almería si aprendemos de los
libros.
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