martes, 9 de julio de 2019

El payo Corea

Un señor de pelo engominado, bigotazo, chaquetilla y camisa con chorreras fue mi primera imagen de Chick Corea. Y con esa apariencia de mariachi me miraba fijamente desde la portada de un doble vinilo que acababa de comprarme, My Spanish Heart. Su estilista no debía tener muy clara la diferencia entre nuestro país y ese al que Trump quiere aislar con un muro.
Desde que Lionel Hampton grabó Jazz Flamenco - en el que, según Montoliú, lo único cercano a nuestro folclore era una señora tocando las castañuelas-, muchos han sido los intentos de jazzistas norteamericanos por integrar en sus obras la sonoridad de nuestra música. Corea ha sido, a mi juicio, de los más acertados.
Su ascendencia hispana – su apellido puede derivar del latino Correa –, la admiración por el Sketches of Spain de Miles Davis, el interés por Albeniz o Falla y su curiosidad infinita habrán tenido mucho que ver. 
Tras foguearse en su juventud con los mejores del látin-jazz, nada más iniciar los 70 ya compuso La Fiesta y Spain, dos piezas fundamentales que, aún rozando superficialmente nuestras músicas, es tanta su originalidad que han pasado a ser de los standard mas interpretados de la historia.
Me contaba Jorge Pardo no hace mucho que se conocieron a su paso por Madrid en los 70 con los Return to Forever, y cuando él militaba en la banda Dolores. Tras compartir impresiones - y un buen cocido - surgió la promesa de un disco dedicado a su admiración por este extraño y fascinante país llamado España. 
Lo hizo y aunque, en porcentaje, había más de latino que de flamenco, el resultado fue un gran trabajo de fusión del jazz con todos los palos que le interesaban. Personalmente, me introdujo de sopetón en las músicas improvisadas, lo que le agradeceré eternamente. Una objeción: no contar con ningún músico español para una obra supuestamente inspirada en nuestra tierra. 
Le puso remedio en Touchstone (1982) invitando al mejor guitarrista flamenco del mundo, Paco de Lucia, surgiendo una eterna admiración entre ambos. Rescató años después el proyecto con Benavent, Dantas y el propio Pardo, y con ellos recorrió el mundo demostrando cuanto había progresado en el estudio de nuestra música desde aquellas dos iníciales y ya célebres piezas.
En breve lo tendremos en nuestra ciudad con una apabullante y multicultural formación – la Spanish Heart Band - donde, además de Pardo, también figura nuestro paisano Niño Josele. 
No sé cómo se lo tomarán los puristas pero, para mí, el mejor plato del nuestro próximo festival de flamenco va a ser poder degustar al payo Corea.


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