martes, 19 de febrero de 2019

El caso de la rubia platino

¿Habéis soñado alguna vez que alguno de vuestros padres era ese artista al que tanto admiráis?. Sabiéndose adoptada, una joven norteamericana sí que fantaseo con ser la hija secreta de Marilyn, sin imaginar que años después ella misma se iba a convertir en otra diva al mismo nivel que la añorada Norma Jean y usando sus mismas armas: un enorme talento, rubia cabellera y un físico de infarto que enamoró a medio mundo.
La joven Deborah Harry comenzó sus andanzas por el Nueva York de finales de los sesenta alternando sus primeros escarceos artísticos con trabajos de oficina rutinarios, o incluso como bailarina o conejita de Playboy.
Pero la suerte le sonrió cuando a mediados de los setenta conoció al guitarrista Chris Stein convertido también en su pareja – y junto a él fundó Blondie, una de las bandas más relevantes de su generación. Poco después medio mundo colgaba en su habitación posters con su imagen, relevando generacionalmente a las explosivas rubias de Hollywood, porque cuando Debbie miraba a cámara parecía estar cantándote solo a ti.
Sus dos primeros trabajos - el homónimo Blondie (1976) y  Plastic Letters (1977) -  en los que practicaban un punk suave de toques cincuenteros ya anunciaban el tsunami, pero fue Parallel lines (1978), un disco encuadrado ya en la escena New Wave y lleno de hits - salvando alguna rareza kingcrimsioniana - el definitivo con el que conquistaron todas las cimas.
El explosivo Hanging on the telephone dejaba claro su carisma, y temas como Picture this o One way or another eran joyas del pop de un disco cuya creación estuvo rodeada de un pésimo ambiente, algo que en ocasiones parece favorecer el nacimiento de obras maestras.
El  tema que los elevó a los altares fue precisamente en el que renegaron de su estilo más crudo, rindiéndose al de las pistas de baile. Heart of glass dio la vuelta al mundo y puso en movimiento a varias generaciones con un ímpetu comparable a los mismísimos Bee Gees.
Alcanzar el cielo es lo que tiene, que después toca caer. Pero en el descenso siguieron haciendo historia con composiciones como Dreaming o Call me.
Debbie demostró elegancia permaneciendo al lado de su pareja durante una larga enfermedad pero, una vez curado, pasó pagina, se divorció e inició su carrera musical y cinematográfica en solitario, no tan exitosa pero muy digna.
María, a final del siglo XX, marcó el retorno con la banda y su última entrada en listas. Hoy por hoy su voz y su cuerpo no son los mismos, pero la rubia platino aun pisa escenarios con cierto garbo. Afortunadamente no imitó en todo a su heroína de infancia.

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