Desgraciadamente el bullyng
siempre está de actualidad, pero algunos artistas sufren esta lamentable
práctica no en su etapa escolar sino justo durante su vida profesional, siendo
objeto de chanzas y burlas que se catalogarían como acoso en el caso de suceder
dentro de un aula. Uno de ellos ha sido, desde hace décadas, el cantante y
batería Phil Collins. Las bromas han
llegado a tanto que hace poco un graciosillo lanzó un crowdfunding en change.org
solicitando ayuda para lograr que Phil no editase un nuevo disco. Nunca hay que
perder de vista la comedia, y supongo que a Collins – caso de enterarse – le
sacaría una sonrisa, pero creo que hay mucho de postureo en los que, por
definición y prácticamente desconociéndolo todo sobre la carrera del calvo
británico y universal, se dedican a despedazarlo sin contemplaciones.
El tito Phil – así le llamamos los que lo apreciamos en lo
que vale – tuvo aptitudes artísticas desde jovencito. En su niñez participó en
el musical Oliver e hizo su primer
protagonista en la película juvenil Calamity
the cow. Su interés por la percusión se le despertó temprano, fundando sus
primeras bandas en la adolescencia, formaciones como The Real Thing, Freehold
o Hickory, esta última reconvertida
en Flaming Youth, con la que en el 68
grabó la obra conceptual Ark 2, antes
incluso de que la banda que lo encumbró, Genesis,
diesen su primer paso discográfico. Y ya entonces cantaba y componía a un nivel
bastante aceptable.
Tras su entrada en Genesis se transformó en pieza clave de una de las formaciones más mágicas de la historia, aportando no solo su virtuosismo tras los tambores sino sus habilidades vocales: For absent friends, una gema de Nursery Cryme (1971), lleva ya su voz. Tras la marcha de Peter Gabriel, aceptó el reto del relevo al micrófono, grabando maravillas como A trick of the tail o Wind and wuthering, que cualquier ‘genesiano’ de pro tiene en la más alta estima. Se le achacó la deriva comercial de la banda, pero los que conocemos la historia sabemos que hubo quizás más empeño por parte sus otros dos socios, Banks y Rutherford. En su carrera en solitario enlazó un hit tras otro, con melodías que todos hemos bailado o tarareado en alguna ocasión. ¿Qué vendió mucho? ¡Señoría, culpable por hacer canciones de éxito!. Hasta en el mundo del jazz realizó serias incursiones como su proyecto Brand X o la Phil Collins Big Band.
Despreciar el talento y hablar sobre lo que se desconoce es un deporte muy extendido que abunda en nuestro país, pero el acoso y derribo hacia Collins me demuestra que la ignorancia tiene carácter universal.
Tras su entrada en Genesis se transformó en pieza clave de una de las formaciones más mágicas de la historia, aportando no solo su virtuosismo tras los tambores sino sus habilidades vocales: For absent friends, una gema de Nursery Cryme (1971), lleva ya su voz. Tras la marcha de Peter Gabriel, aceptó el reto del relevo al micrófono, grabando maravillas como A trick of the tail o Wind and wuthering, que cualquier ‘genesiano’ de pro tiene en la más alta estima. Se le achacó la deriva comercial de la banda, pero los que conocemos la historia sabemos que hubo quizás más empeño por parte sus otros dos socios, Banks y Rutherford. En su carrera en solitario enlazó un hit tras otro, con melodías que todos hemos bailado o tarareado en alguna ocasión. ¿Qué vendió mucho? ¡Señoría, culpable por hacer canciones de éxito!. Hasta en el mundo del jazz realizó serias incursiones como su proyecto Brand X o la Phil Collins Big Band.
Despreciar el talento y hablar sobre lo que se desconoce es un deporte muy extendido que abunda en nuestro país, pero el acoso y derribo hacia Collins me demuestra que la ignorancia tiene carácter universal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario