Nuevamente Clasijazz, con ese ‘loco maravilloso’ llamado Pablo Mazuecos al frente, marca un hito en la historia de la música almeriense, y el pasado domingo esta sala volvió a colgar el cartel de “no hay billetes” y nos permitió disfrutar de otra jornada mítica.
El concierto comenzó con la Big Band ‘Clasijazz Swing & Funk’, donde ahora mismo militan los futuros valores de nuestra música. Dirigida alternativamente por los saxofonistas Mike Fletcher y Antonio Gonzalez, interpretaron tres composiciones compuestas y arregladas por Golson: “Along came Betty”, el celebérrimo “I Remember Clifford” y la maravillosa “Whisper not”. Para ellos era una satisfacción y una responsabilidad, interpretar ese repertorio ante su creador, porque Mr. Golson no tuvo inconveniente en mezclarse con el público y disfrutar de la interpretación de sus composiciones.
Desde la veteranía de mi buen amigo el contrabajista granadino Guillermo Morente hasta la juventud de nuestro nuevo valor de la trompeta, Jose Carlos Hernández, para todos fue especial que Benny los aplaudiese e incluso guardase algún recuerdo con su propio móvil.
Pero el momento esperado de la noche llegaba cuando Golson y sus músicos subieron al escenario. El concierto comenzó con un tema de una grabación reciente, “Horizon Ahead”, un delicioso swing a medio tiempo para calentar y demostrar que mantiene su elegante fraseo y su reconocible sonido al tenor.
El trío que le acompañaba era de auténtico lujo: Joan Monné, un pianista de impecable técnica, Ignasi Gonzalez, uno de los mejores contrabajistas de nuestro país y el batería alemán Jo Krause, sólido y contundente con las baquetas. Todos le dieron el soporte preciso para desarrollar su arte. Emocionante fue el inicio de su mítico “Whisper not”, con una interpretación de la melodía muy cercana al estilo susurrante del gran Ben Webster. Grandísimo el solo de contrabajo de Ignasi en este tema, por cierto.
Continuaron con “Confirmation”, a un tempo algo mas rápido – aunque no tan endiablado como solía hacerlo Parker - y donde Krause se lució en unos fabulosos “cuatros” que confluyeron en un tremendo solo final.
El maestro se tomó un respiro durante el cual el trío nos deleitó con un fantástico “Yesterdays”, con Monné desgranando delicadamente la preciosa melodía. Benny se encontraba cómodo con el público y compartió anécdota sobre “Stablemates”, tema que en su día facilitó a Coltrane y que terminó grabando el propio Miles. El concierto se acercaba al final acudiendo a un clásico, “Take the A train”, un tema que quizás no habría nacido de haber existido los GPS en los años cuarenta.
Aún quedaba la guinda, el momento en el que la humildad de este gran músico quedó patente al ciento por ciento: compartir escenario y composición con esos jóvenes músicos de la big band. Para ello nada mejor que ese marcial y festivo blues de su cosecha, “Blues march”.
Una nueva demostración de que la música no entiende de fronteras, idiomas o ideologías. Cuanto tendrían que aprender nuestros dirigentes políticos de músicos como Benny Golson.
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