Es paradójico y sorprendente que casi al unísono
apareciesen dos géneros musicales tan dispares y contrapuestos como el punk y
la música disco. Del primero hablaré otro día, pero en estas fechas, quizás por
los sudores que provee el calendario, suele apetecerme darme una buena ducha de
disco-music. Y si hay una artista que
represente este estilo es la gran Donna
Summer.
No estaba en su mente convertirse en la primera dama del amor, ya que comenzó su carrera en los musicales y
la música melódica. Pero unos avispados productores, Georgio Moroder y Pete
Bellotte, transformaron a esa jovencita de color y algo rellenita en una
diosa de ébano que hizo suspirar a varias generaciones. En su éxito inicial, aparte
de su fabulosa voz, mucho tuvo que ver su sensualidad ya que, tras ser
convocada a grabar unos eróticos gemidos destinados al disco de otro artista,
la experiencia acabó convirtiéndose en su primer éxito, inundando las
discotecas alemanas primero, las europeas más tarde y todo el mundo poco
después con su tórrida Love to love you
baby.
Sin hacerle demasiada gracia el encasillamiento en el género disco-sexual, no le quedó otra que
explotarlo hasta que estuvo mejor posicionada, y sus siguientes discos, A love trilogy y Four seasons of love continuaron tan plagados de momentos de
éxtasis vocal que los críticos de la época bromeaban calculando el numero de
orgasmos a los que podía llegar la Summer en cada grabación.
Se deshizo del sambenito de ´gemidora oficial' en su precioso disco I remember yesterday, obra maestra del
genero discotequero donde, con la ayuda del omnipresente Moroder, transitaba por diferentes estilos musicales, algunos muy
jazzisticos, para terminar con otro referente del género, la galáctica y electrónica
I feel love, todo un tratado de cómo
hacer música de baile de calidad.
Finalizando los setenta y con el género enfilando su declive apareció
en 'Por fin ya es viernes' - film solo aprovechable por su banda sonora -,
publicó un directo maravilloso, Live and
More, y cerró década con otro gran disco, Bad Girls, que contenía el fabuloso Hot stuff, que algunos piensan se compuso mucho después, pues volvió
al número uno años más tarde tras su inclusión en aquella divertida escena de
la cola del paro en Full Monty.
Nunca volvió a alcanzar las cotas de popularidad de
esta época, pero yo lo achaco a que la música de baile cambió para irse
simplificando y vulgarizando a marchas forzadas. Ahora escucho los artificiales
temas que fabrica gente como el afamado David
Guetta y es cuando más echo de menos aquellos maravillosos veranos con
Donna.
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