La mítica banda coruñesa Luar na Lubre celebra su XXX aniversario con una gira que pasó por Almería, llenando el Teatro Cervantes y hechizándonos a todos con su magia
Han pasado más de tres décadas desde que un joven coruñés, Bieito Romero, decidió vender su
emisora de radio-aficionado para comprarse una gaita y un vinilo, ‘Fonte do
Araño’, del ya entonces referente de la música popular gallega, Emilio Cao. Ambas adquisiciones
cambiaron su vida de una forma que él no podía imaginar. Algo después, allá por
el año 1986 fundaba, junto a otros jóvenes amantes del folk de su tierra, una
banda destinada a convertirse en mítica: Luar
na Lubre. Un nombre que suena a magia y que cuando conocemos su significado
– ‘el resplandor de la luna en el bosque
sagrado de los druidas’ – nos deja claro que algo fantástico va a ocurrir al
escuchar cada uno de sus discos.
El propio Bieito reconoce que fue un golpe de suerte el hecho de que poco después
el gran Mike Oldfield se fijase en
ellos, versionase un tema de su primer disco, ‘O son do ar’, e incluso los
invitase a compartir escenario durante una de sus giras por España donde, por
cierto, yo pude verlos por primera vez.
Pero mientras contaba esa historia en el escenario de
nuestro Teatro Cervantes, también señalaba otra gran verdad: “si no hubiésemos sabido aprovechar el
momento, gestionarlo y trabajar con tenacidad, no estaríamos aquí con vosotros
esta noche”.
Y es que el pasado viernes nos encontramos con el magnífico directo de una experimentada banda, con dieciocho discos a sus espaldas. Un grupo a prueba de modas que sigue llenando auditorios. Una formación que mantiene intacta ilusión y proyecto. Pero que, sobre todo, continúa conservando la magia.
Y es que el pasado viernes nos encontramos con el magnífico directo de una experimentada banda, con dieciocho discos a sus espaldas. Un grupo a prueba de modas que sigue llenando auditorios. Una formación que mantiene intacta ilusión y proyecto. Pero que, sobre todo, continúa conservando la magia.
Comenzaron con ‘Leabhar Ghabhála’, un tema de uno de sus
discos más ambiciosos, Torre de Breoghan,
donde se acompañaban de la Sinfónica de Galicia. La ausencia, en este caso, de
la orquesta no restó un ápice de fuerza a esta composición, con la que
consiguieron atrapar al público desde el inicio.
A partir de ahí, la veteranía y virtuosismo de Bieito con sus gaitas – tradicional y
midi – y acordeones, se sumó a las de Pedro
Valero en las guitarras, Xan
Cerqueiro en las flautas, y Patxi
Bermudez y Xabier Ferreiro en
las diferentes percusiones. No tan veteranas, sino muy al contrario, eran las
féminas de la banda, con una maravillosa y participativa Antía Ameixeiras al violín y la nueva voz, Belém Tajes, que se
estrenaba oficialmente en Almería y que encaja a la perfección en la banda. Eso
sí, imagino que comenzar en una formación tan legendaria cantando uno de sus
himnos, el famoso ‘Chove en Santiago’ debió restarle alguna hora de sueño la
noche anterior.
El recital transcurrió de forma tan fluida que las horas
parecieron minutos, abordando algunos de sus temas más populares, como el ‘O
son do ar’, la mencionada ‘Chove en Santiago’, o la emotiva ‘Memoria Da Noite’, que pone
música a un poema de Xabier Cordal dedicado al desastre provocado por el
petrolero Prestige.
Pero, sobre todo, nos quisieron mostrar otros temas menos
conocidos de su extensa carrera discográfica y quizás más apegados a sus
raíces, al folk gallego, como ‘Centeás’, ‘ Camiño Do Norte’, la mini-suite ‘Xota
de Xosé/Bretemas e Raiolas/Carballesa do Ibio’ incluida en su último disco,
‘Extra:mundi’, la trepidante ‘Nau’ – donde Belém animó al público a corear el
pegadizo estribillo – la festiva ‘Schiarazulla Marazulla-A Carolina’ – danza
macabra que es imposible no acompañar con pies y palmas o, casi en primicia, ‘Fonte
do Araño’, su propia versión del tema de Emilio
Cao.
Con la joven Antía presentando el ‘Ao pasar pola Coruña’ y
alabando el sentido rítmico de los almerienses el concierto iba llegando a su
fin y fue ‘The sailors hornpipe’, una melodía popular celta que ya usó Oldfield también para cerrar su Tubular Bells, la elegida para despedir.
Pero el público quería mas, y ellos guardaban algunos ases en la manga para los
bises: su versión del conocido tema tradicional ‘Os animais’, la bellísima
‘Camariñas’ y el tema de Victor Jara, ‘El
derecho de vivir en paz’, con carga de profundidad incluida dirigida al
peligroso hombre que ahora gobierna uno de los países más poderosos del mundo.
Emocionante final de un concierto que Belém reconoció que recordará
siempre y, sin duda, también los almerienses guardaremos en nuestra memoria
musical.